La Enfermedad de Alzheimer tiene diversas fases de progresión y cada fase viene determinada por cambios patológicos en la conducta normal del individuo, alteraciones que no son constantes ni aisladas, sino que suelen aparecer combinadas y pudiendo presentarse de modo independiente e intermitente y solapando las diferentes fases. Se da por válida una presentación clínica homogénea con un perfil de Deterioro Cognitivo definido y un patrón evolutivo característico. Sin embargo, se está viendo que la EA es heterogénea y, en ocasiones, el cuadro clínico no sigue el patrón clásico sino que se inicia por lo que se denominan formas focales o atípicas de la EA. El problema es que “la homogeneidad no suele ser la norma”: edades de inicio muy distintas, diversos síntomas de inicio, evoluciones diferentes. A nivel coloquial se habla de tres fases (leve, moderada y grave). Se habla de una involución cognitiva de las personas afectadas, pasando por unos estadios progresivos de manera inversa a nuestro desarrollo como personas (retrogénesis). La Escala de Deterioro Global de Reisberg (GDS) habla de 7 estadios: GDS 1: ausencia de deterioro cognitivo. GDS 2: deterioro asociado a la edad. GDS 3: deterioro cognitivo leve. GDS 4: Alzheimer leve. GDS 5: Alzheimer moderado. GDS 6: Alzheimer moderado-grave. GDS 7: Alzheimer grave. FASE I. Desarrollo insidioso, síntomas sutiles. Trastorno precoz de la memoria reciente (incapacidad para adquirir nueva información y olvidos en detalles de hechos recientes). Déficit de la función ejecutiva (realización de tareas en la que son necesarios múltiples pasos como llevar cuentas o preparar comidas) que conlleva desadaptación sociolabral. *Se añade afectación de otras áreas cognitivas: desorientación temporoespacial, dificultad para encontrar palabras y disminución del lenguaje espontáneo, alteraciones en el calculo. Cambios en la personalidad o aumento de la irritabilidad y depresión. FASE II. Pérdida de memoria severa, quedando solo la memoria a largo plazo. Desorientación, incapacidad de reconocer a familiares próximos, lenguaje empobrecido y con dificultad para comprender ciertas ordenes. Requiere asistencia para su cuidado personal. Son frecuentes los problemas de conducta como suspicacias, ideación delirante, agresividad, alteraciones del sueño, etc. Comienza a perder el control de los esfínteres. FASE III. El paciente esta mudo o habla con monosílabos. Cambios en el ritmo de sueño vigilia Incontinencia de esfínteres es total. Precisa ayuda para su alimentación, vestido e higiene personal. Alteraciones motoras, incapacidad para la deambulación, que obligan a permanecer encamado de forma permanente. Disfagia y un progresivo deterioro hacia un estado vegetativo y progresiva caquexia. La muerte ocurre por neumonía por aspiración, sepsis por infección urinaria, por infección de úlceras de decúbito, por inanición o por patología independiente relacionada con la edad. En conjunto la supervivencia media es de 7 a 10 años.