La enfermedad de Alzheimer puede presentarse de muchas formas. Generalmente es el familiar el que se da cuenta de que algo “no va bien”. Lo más frecuente son los despistes, especialmente de hechos rutinarios y bien aprendidos por el sujeto y que van más allá del no recordar el nombre de lugares o personas, no encontrar objetos u olvidar citas poco importantes. Se debe prestar atención a los fallos que se cometen en la realización de tareas de rutina o a los errores en la asociación de conceptos evidentes. Otros síntomas que pueden aparecer: Dificultad para denominar a las cosas Dificultad para expresar o comprender las palabras Desorientarse en el tiempo o perderse en lugares habituales Dificultades en la toma de decisiones Pérdida de interés o motivación Alteraciones en la programación de actos complejos Cambios de personalidad y trastornos del comportamiento Suele existir negación por parte del paciente ante aquello que observa el familiar No es dificil que se produzcan errores que condicionan pequeños sucesos accidentales, que deben alertar al familiar Los síntomas varían según el tipo de demencia y la fase evolutiva en la que se encuentre. Pueden proceder de cualquiera de las tres grandes áreas sintomáticas: Déficit cognitivos: siempre. Trastornos psíco-conductuales: no siempre Perdidas funcionales: siempre. Tienen mayor fiabilidad que las quejas de memoria.